Apenas a dos días del inicio de la "nueva normalidad", los medios de comunicación nos enteraron que la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, en una video conferencia con los presidentes municipales, dijo que "a partir del pasado 10 de mayo, hubo un relajamiento en las medidas sanitarias para enfrentar la covid-19 y ahora se ve un fuerte crecimiento en el número de contagios, se duplicó el número de fallecimientos y los hospitales ya están saturándose de enfermos" (elimparcial.com, del 4 de junio), por lo que "acordó con alcaldes implementar medidas urgentes para reducir la movilidad en los municipios y, sobre todo, disminuir el riesgo de mayor contagio de coronavirus SARS-CoV-2".Es decir, se le receta al pueblo, a los trabajadores no esenciales, más de "quédate en casa" y en caso de que se nieguen, los ayuntamientos pueden, se dijo, "efectuar acciones de mayor restricción de la movilidad", en palabras llanas detener y multar.Se trata de explicar, aunque no se usaron esas palabras, que "ante el coronavirus SARS-CoV-2 no todos jalamos", es decir, de que falló la estrategia planteada al pueblo y ahora se le responsabiliza de no haber jalado parejo, de relajarse.Es de resaltar, demás, que entre las medidas propuestas a los ediles no se ve ninguna que diga cómo se va a ayudar a la gente que no tiene qué comer para que se quede en casa y no salga a buscar su alimento o dinero para comprarlo, simplemente se ordena que se siga quedando en casa.
Una vez más, tras esta argumentación se halla la idea de echarle la culpa al pueblo de no haber derrotado al virus con cerca de 70 días de aislamiento, porque "no jaló parejo".En el contexto de esta estrategia informativa hay que entender el fenómeno de que se le haya dado mucha difusión mediática a las filas para comprar cerveza, a los que fueron cachados haciendo fiestas, a los cubre bocas tirados, etc.Todo eso es correcto denunciarlo, pero me refiero al tratamiento evidentemente sesgado de estos casos, puesto que, en contraparte, apenas escasamente se critican y señalan las evidentes fallas gubernamentales de protección a enfermeras y médicos, a soldados, policías, las carencias de insumos para todos ellos, todo lo cual se refleja en el alto número de contagiados.Tampoco hay un tratamiento informativo profundo de las protestas de estos sectores o incluso de la falta de protestas en algunos sectores de ellos, ni tampoco del abandono alimentario en que se dejó a la mayoría de la población (con un insuficiente número de despensas distribuidas, asunto ya tratado por nosotros en otros artículos).Mucho menos encontrará el investigador un espíritu autocrítico en ningún gobierno ni un análisis educativo de las experiencias.Nada.Solamente la facilona respuesta de echarle la culpa al pueblo, sin asumir ninguna responsabilidad: así estaba planeado desde un principio.
El crecimiento de los contagios y muertes causadas por el coronavirus SARS-CoV-2 sigue imparable, no hay tal aplanamiento, el gobierno de Sonora se ha plegado a las mentiras evidentes de López Gatell-Obrador, acatándolas y no hay ningún desmentido.Pareciera que en el territorio sonorense no aplican las críticas que se han hecho por diversos científicos del país acerca de que el gobierno de AMLO miente, que no se reportan los contagios que verdaderamente hay y que, por tanto, los contagios oficiales hay que multiplicarlos por 30 (y según otros por 50) para realmente saber el tamaño de la pandemia entre nosotros, lo que nos daría, tomando como base los 2,818 casos confirmados al 4 de junio, entre 84,540 y 140,900 sonorenses contagiados reales o, ya de perdis 28,180 si calculáramos con base en la verdad a medias que dijo Gattel de multiplicar por 10.Pero la verdad incómoda es que tampoco en Sonora podemos determinar el daño real porque sólo se han realizado a la fecha 5,850 pruebas de covid-19, que dan un promedio diario de 2.7 pruebas por cada 100 mil habitantes, lo que nos ubica entre los últimos lugares a nivel mundial en esa materia.Según los datos de es.statista.com andamos en 1.9 pruebas por cada millón de habitantes, lo cual equivaldría a querer saber qué situación tiene la pandemia en una población equivalente a todo Hermosillo con un promedio de ¡menos de dos pruebas al día!: o sea, literalmente también aquí nuestras autoridades están dando palos de ciego, nada más que los palazos le pegan a los más humildes.Pero todo esto no importa, ¡viva la ceguera!; la consecuente incapacidad de prevenir y seleccionar áreas de la población para aplicar medidas contra el virus basadas en estadísticas científicamente elaboradas conduce a la total incapacidad real para actuar también científicamente; pero todo se soluciona con la magia mediática de echarle la culpa al pueblo por no jalar.Lo dicho, ya desde el principio ese programita emanaba el tufo a desvergonzada justificación.Lo de "disminuir el riesgo de mayor contagio de coronavirus SARS-CoV-2" es, vistas así las cosas, una mera simulación, arena demagógica arrojada a los ojos del pueblo.
Esta situación debe mostrarle a los trabajadores de Sonora lo inseguro que es el dichoso "regreso a la nueva normalidad".Hoy mismo (4 de junio) también ya circuló la noticia de que cuatro trabajadores de la planta Ford de Hermosillo dieron positivo al examen de covid-19 (pregúntense por qué en una empresa trasnacional sí se pueden hacer más pruebas que en todo Hermosillo en un día en promedio) y la justificación fue que ya lo traían desde fuera y que "apenas íbamos abriendo" Y entonces, ¿dónde quedaron todas las toneladas de tinta y los millones de megabites prometiendo un regreso seguro? ¿No hasta nos presentaron imágenes de altos funcionarios supervisando personalmente los protocolos de sanidad de las empresas esenciales que reabrirían en la "nueva normalidad"? ¿Y?
Antorcha convoca a los trabajadores a exigir condiciones seguras para regresar a trabajar, a exigir no sólo sanitizaciones en los lugares de trabajo, sino también en sus barrios, no sólo pruebas a sus compañeros de trabajo, sino también a sus familiares, no sólo protección e insumos a los trabajadores, sino a sus familias también, igual que lo hacen esos doctores y enfermeras responsables, o qué ¿acaso esperan insensibles que los trabajadores llevemos el virus de la fabrica a nuestros hogares? Pero nos han demostrado que ni una ni otra cosa hacen, aún siendo capaces de hacerlo.Sí, no es que sean incapaces, es que no quieren, no les interesa hacerlo.Con la lucha civil, pacífica y legal tenemos que obligar a los gobiernos a que también proporcionen despensas a los hogares de quienes son trabajadores fieles de la nación, pero han caído en la desgracia de perder 12 millones de empleos desde abril a la fecha, según acepta el Inegi, y no son "trabajadores esenciales".Y la misma lucha debe darse para lograr que a médicos y enfermeras se les dote de los insumos necesarios para enfrentar con éxito la enfermedad sin arriesgar más su salud y sus vidas.
La experiencia de Antorcha también le debe servir a los trabajadores sonorenses y es la siguiente: con esta clase social gobernando, con sus mismos políticos gobernando, cambiándose de partido como de calcetines, no vamos a llegar a ningún lado sino a repetir las mismas desgracias.Es necesario cambiar de clase social en el poder, es necesario que los pobres, en alianza con todos los mexicanos honestos y progresistas hagan un amplio frente electoral y en las siguientes elecciones derroten a quienes han demostrado que no les interesa la suerte de los trabajadores y sus familias.El regreso a la "normalidad" no nos conviene, es más, no tenemos ninguna necesidad de regresar a su normalidad, porque esa es la que nos condujo a esta malhadada situación.Más bien tenemos que ir hacia adelante, hacia una nueva realidad y de nuestra unión, de nuestra fraternidad y de nuestra lucha depende construirla.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario